Caleb, un pequeño de un año y un mes de edad murió en la clínica de ginecopediatría del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Cancún. Desde Chetumal, su madre Noemí Antonio Luna denunció ante la Fiscalía General negligencia al no obtener un diagnóstico que provocó complicaciones en la salud del bebé que terminó sus días intubado.
La señora Noemí precisa que, desde el 26 de octubre, llevó a su hijo a consultar a la clínica del IMSS de la Cuchilla, luego de un vómito café y mostraba distención abdominal, el cual según le explicó su médico familiar, era hierro y aire en el estómago. Al no ver mejoría, la mujer regresa con hijo el 2 de noviembre, el diagnóstico es que tenía gases.
Una semana después, el menor tenía una cita con una neuróloga pediatra en la clínica de la 510, quien le sugiere volver a la clínica de ginecopediatría para solicitar un ultrasonido, dada la inflamación que el pequeño tenía.
En la clínica de ginecopediatría, el médico que la atendió le dijo que el menor tenía estreñimiento y le realizaron una radiografía en donde según el diagnóstico, es que “estaba lleno de popó”, aunque la mamá argumentó que el niño si había evacuado; aún así, le colocan un edema, del cual no se desprende nada.
“La enfermera le mete una jeringa de insulina para picarle en su colita, el niño sangra, y ella dice que el bebé está tan estreñido que le rompió sus pompitas; el doctor dijo que estaba bien, le pusieron una crema y me mandaron a mi casa con el diagnóstico de que estaba estreñido, sin un medicamento”, relata la madre.
El día 11 de noviembre, el menor mostraba ya bastante desmejoría. Al hacerle un ultrasonido, los médicos le diagnostican ascitis -acumulación de líquido en la cavidad abdominal-, ya con el riesgo de que, si el agua ascendía a los pulmones, el niño podría morir.
“El bebé estuvo así desde el 26 de octubre, y nadie hizo nada, me dicen que lo van a meter al quirófano de urgencia y me hacen firmar un documento porque a lo mejor mi hijo no salía, sale mi hijo con una sonda en su pancita y otra en su boca, me dicen que es un líquido que no sabían de dónde venía, desde ese día mi hijo empezó a morir lentamente frente de ellos”
La señora Noemí asegura que, además hubo una serie de negligencias durante su estancia en la clínica, pues mientras el pequeño gritaba de dolor, no había médicos o personal de enfermería que lo atendiera.
Los médicos le dijeron a la madre que debían intubar al niño; y según la madre, un día antes el pequeño ya lucía desmejorado, incluso “morado”.
“Mi hijo ya estaba completamente morado, empezaron a buscar oxígeno, fueron a buscar el oxígeno de urgencias, le pusieron una máscara para adulto, cuando yo quise subirlo a la cama, echa sangre por la boca, lo llevan al quirófano y lo intuban y ya nunca volví a recuperar más a mi bebé”
Llorando, la madre relata que el IMSS quiere señalar que el menor tenía problemas neurológicos, aunque ella asegura que no es así. Caleb murió el 19 de noviembre, sin que su madre recibiera información suficiente, ni la atención necesaria.
En suma, acusa al IMSS de haberla discriminado a ella y a su esposa, a quienes incluso les pidieron el acta de matrimonio.