En su primera entrevista transmitida en televisión, tras su detención en Estados Unidos, el general Salvador Cienfuegos relata cómo vivió esos momentos en los que fue acusado por delitos que no pudieron comprobarse y de los que en México fue absuelto.

De rostro duro y carácter fuerte, atributos que lo distinguieron hace años cuando fungió como Secretario de la Defensa Nacional (Sedena) en el sexenio de Enrique Peña Nieto, este sábado, el general Salvador Cienfuegos ofreció su primer entrevista a medios para ADN40 con el periodista Jorge Fernández Menéndez, luego de hacer muy pocas apariciones públicas tras su detención en Estados Unidos, pero sin dar declaración alguna.

El general condecorado en varias ocasiones por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, relató cómo fue su detención al arribar a los Los Ángeles el 15 de octubre de 2020, la cual calificó no un daño para él, sino una ofensa para las Fuerzas Armadas y el Estado mexicano.

“Todo eso formó parte de este plan para perjudicar a México, no afectaron al secretario de Seguridad, afectaron a las Fuerzas Armadas las ofendieron y agredieron al Estado mexicano”.

“Fue algo inmerecido, una injusticia, una vileza lo que hicieron conmigo, afectaron a mi familia y no nada más a mí, se fueron a pegarle a las Fuerzas Armadas, el principal socio que tiene Estados Unidos para combatir las drogas son las Fuerzas Armadas de México”, expresó.

Cienfuegos detalló lo que pasó tras su detención en el aeropuerto de Los Ángeles. En su relato cuenta sobre cómo fue trasladado a varios centros de detención, las condiciones que se le brindaba en prisión y el trato que recibía.

“Decían que era muy peligroso”, cuenta al describir cómo fue tratado durante su traslado de Los Ángeles a Oklahoma, recorrido de todo un día en el que señala no se les brindó agua ni alimentos, además de que fue inmovilizado al ser esposado de manos y pies.

Contó además que, pese a que él podía adquirir prendas para estar más cómodo en prisión y protegerse del frío, no se le administró ninguna vestimenta que él había solicitado, y que sólo contaba con un pequeño jabón, un cepillo de dientes, pasta dental y su toalla.

Narra que fue la cónsul Marcela Celorio, la que lo apoyó en todo momento para poder resolver su caso, pues era con quien sostenía comunicación y podía contactarlo con su familia, además de que le recomendó a un abogado quien llevó su caso y pudo regresar a México, día que califica como “el mejor momento”.

Respecto al sentimiento que queda tras el crítico episodio que vivió, señaló que “llevo esperando 2 años y 8 meses a que digan que se equivocaron, pero no hubo nada de eso”.

“No me arrepiento de nada, estoy orgulloso de lo que hice y lo que fui”, concluyó el general Cienfuegos su primer entrevista en televisión.

Con información de el Universal.