Sin techo, comida, pago o servicios de salud, la Universidad Autónoma de Chapingo contratada para las labores de reforestación del Tramo 7 del Tren Maya que va de Bacalar a Escárcega, mantuvo por meses a cerca de 450 trabajadores que al reclamar, fueron despedidos.
Mediante videos, los empleados que fueron despedidos y algunos renunciaron debido a la falta de pagos, relatan cómo la Universidad incumplió con las condiciones laborales mínimas al ejecutar labores de reforestación que coordina el área de Ingeniería en Reforestación Forestal de Chapingo.
“Fue un día difícil en el tramo 7 de Lechugal, un día pésimo por parte de la atención de los chapingueros con la despensa, hoy la gente solo tuvo dos comidas, uno a las 12:30 o 1 de la tarde que fue huevo, y debido a la falta de alimentos con Lily y sus técnicos que tienen dejados acá en el tramo 7 solo se hicieron dos comidas (…) y el de casi las 9 de la noche que fue huevo con fideos”, relata uno de los trabajadores.
El mismo trabajador asegura que los jornaleros que son aproximadamente 300 los que se encargaban de la reforestaban y preparaban los terrenos y 150 más que laboran en la producción de plantas, habían estado en el proyecto de reforestación desde un inicio, desde diciembre, , pero de febrero a la fecha, la Universidad dejó de cumplir.
“La gente ya se está enojando por comida, hay que tener mucho cuidado, hoy se nos acabó el agua, la gente tuvo que salir de las brechas porque se acabó el agua (…) se llega al pueblo de Lechugal y apenas tenía como media hora que los jornaleros llegaron al pueblo y trajeron las despensas muy tarde y pusieron la comida a las 7 y comieron a las 9, cosa que no ocurría”
Adicionalmente señala que los trabajadores, se la han tenido que “ingeniar” para dormir porque no les asignaron un cuarto o sitio con techo, por lo que han colocado techos a los autos para dormir afuera, en tablas, dentro de los vehículos o en el piso.
En otro de los videos, muestran cómo un grupo de trabajadores señalan que llevan dos días sin ingerir alimentos ni bebidas.
Adicionalmente, los vehículos no cuentan con combustible para el traslado de los trabajadores y en su casi, habían tenido que caminar grandes distancias.
Por otra parte, y dado que trabajan en la selva, muchos de ellos fueron picados por la “mosca chiclera” provocándoles Leishmaniasis cutánea, y que es visible con grandes heridas en la piel sin recibir atención médica ni medicamentos que son exclusivos del sector salud.