Resulta sorprendente que en un tiempo donde la transparencia y la rendición de cuentas son pilares fundamentales de la democracia, aún se presencien informes carentes de sustancia y llenos de palabrería vacía.

Tal es el caso de los recientes informes presentados por José Alfredo “Chepe” Contreras, presidente municipal de Bacalar, y Diego Castañón Trejo, presidente municipal de Tulum.

Ambos se perdieron en agradecimientos redundantes y omisiones convenientes, dejando al descubierto una preocupante falta de resultados concretos y palpables.

Si bien es cierto que los agradecimientos tienen un lugar en los discursos formales, resulta lamentable que más de dos tercios del tiempo destinado a informar al pueblo se consuma en mera supuesta cortesía.

Lo que resulta aún más grave es que esos agradecimientos se utilicen para llenar el vacío que debería ocupar información de interés público, como cifras concretas, estadísticas y detalles sobre inversiones y beneficiarios, que no hay.

El hecho de que no se presentaran estas cifras es una clara señal de que no existen resultados qué informar, eso lo saben muy bien los alcaldes y sus asesores.

Estamos en una época en la que la ciudadanía demanda cifras y pruebas de la labor realizada, y no solo discursos demagógicos.

Aún más preocupante fue la confusión, o quizás la tergiversación, en torno a la atribución de obras.

Presentar proyectos estatales y federales como logros municipales es, en el mejor de los casos, un error de comunicación y, en el peor, una manipulación deliberada de la información para favorecer una narrativa conveniente ante la falta de trabajo propio.

El no distinguir entre estos proyectos y atribuirse logros ajenos no solo es engañoso, sino también injusto para aquellos que realmente trabajaron en ellos.

En su intento por congraciarse con la gobernadora, ambos presidentes municipales cayeron en un acto contraproducente.

Al ignorar el protocolo establecido por la gobernadora, que busca centrar la atención en los hechos y resultados y no en las formalidades, terminaron por faltarle al respeto.

La función de un informe gubernamental es clara: presentar a la ciudadanía un panorama claro, veraz y detallado de la labor realizada, pero lamentablemente, los informes de estos presidentes municipales no cumplieron con ese propósito.

Es hora de que estos alcaldes entiendan que la ciudadanía espera y merece transparencia y rendición de cuentas genuinas, y no meras pantomimas llenas de demagogia.

Yo soy Fátima Vázquez y esto es Río Revuelto.