La canadiense confirmó su superioridad en los 400 metros combinado individual; el rumano saboreó la victoria en los 200 metros libres; el italiano ganó por un suspiro los 100 metros dorso; la sudafricana sorprendió en los 100 metros pecho y la australiana se coronó en los 200 metros libres.

El tercer día actividades en la piscina de La Défense Arena arrojó este lunes actuaciones confirmatorias, reivindicativas y sorpresivas; también dejó con las manos vacías de oro a la poderosa armada estadounidense.

McInstosh, exhibición de poderío

La joven canadiense Summer McInstosh cumplió con los pronósticos y se coronó nueva campeona olímpica de los 400 estilos, tras imponerse con una superioridad aplastante.

Incluso mayor que la que mostró un día antes el francés Léon Marchand, que aventajó en 5.67 segundos a su más inmediato perseguidor en la final masculina de la prueba larga de estilos, una renta que se quedó pequeña ante los 5.69 segundos con los que la canadiense superó a la estadounidense Katie Grimes.

El tiempo de 4:27.71 minutos que firmó McIntosh, que cumplirá 18 años el próximo mes de agosto, fue inalcanzable para ninguna de los otras siete finalistas que a falta de 150 metros para el final se resignaron a pelear por la medalla de plata.

Y es que la superioridad de Summer McIntosh, que además del récord mundial posee tres de las cuatro mejores marcas de todos los tiempos, es tal que pocos, por no decir nadie, dudaba de su victoria.

Un cartel de favorita que la canadiense, que ya se colgó la medalla de plata en los 400 metros libre, se encargó de confirmar desde la salida.

Los 4:27.71 minutos que firmó McIntosh en la piscina de La Defense Arena fueron suficientes para subir al podio por delante de las estadounidenses Katie Grimes, plata, y Emma Weyant, bronce, que sólo pudieron rendirse ante la ‘reina ‘ indiscutible de los estilos.

Popovici vuelve a la cima

El joven nadador rumano David Popovici volvió a la cima de la natación mundial tras coronarse en los 200 metros libres con un tiempo de 1.44.72 minutos.

Tras batir en 2022 el legendario récord del mundo de los 100 metros libre del brasileño Cesar Cielo, el rumano fue relegado un año más tarde a un discreto segundo plano al no subir al podio ni en los 100 ni en los 200 en los Mundiales de Fukuoka.

Vertiginoso viaje de estrellato planetario a un segundo plano que hubiera desconcertado a cualquiera, pero no a David Popovici que a sus 19 años muestra una madurez sólo comparable a su fantástica técnica.

Un nadar fluido y delicado que le permite deslizarse por encima del agua, cuando el resto de sus rivales batalla con el líquido elemento, como reflejan sus tiempos.

Pero este lunes el rumano, que llegaba a la cita con la mejor marca mundial del año, los 1:43.13 minutos con los que se impuso el pasado mes de junio en los Europeos de Belgrado, tuvo que meterse de lleno en el fango ante la resistencia del alemán Lukas Märtens.

Espoleado por la medalla de oro que conquistó el pasado sábado en los 400 libre, el nadador germano salió como un tiro, pasando por debajo del récord del mundo los primeros 50 metros.

Un ritmo que no decayó en el segundo largo que Märtens cerró con una ventaja de 60 centésimas sobre Popovici que peleaba codo con codo con el británico Matt Richards y el japonés Katsuhiro Matsumoto por no perder la segunda plaza.

Posición en la que el nadador rumano entró en los últimos cincuenta metros con una desventaja de 38 centésimas sobre un Lukas Märtens que comenzaba a dar muestras de agotamiento y que acabó finalmente hundido en la quinta plaza.

Todo lo contrario que David Popovici que tras alcanzar la primera plaza resistió el ataque final de británico Richards y el estadounidense Luke Hobson para alzarse con la victoria y el oro con un tiempo de 1:44.72 segundos.

Apenas dos centésimas menos que Matt Richards, que tuvo que conformarse con la plata, y siete menos que el estadounidense Hobson que completó un podio que devuelve al joven Popovici a la cima de la natación mundial.

Ceccon pone las cosas en su lugar

Thomas Ceccon puso las cosas en orden al dominar los 100 metros dorso con un registro de 52:00 segundos.

El chino Jiayu Xu, quien clasificó a la final con la mejor marca, un impresionante 52.02 segundos en la semifinal, exigió el máximo a Ceccone, poseedor del récord mundial (51.60).

A la hora de la verdad el italiano tocó en 52 segundos exactos, mientras Xu quedó en plata con 52.32 y bronce fue para el estadunidense Ryan Murphy, con 52.39.

Smith sorprendió en los 100 metros pecho

La nadadora sudafricana Tatjana Smith se llevó la medalla de oro en los 100 metros pecho, su segunda presea áurea olímpica.

Smith, quien fue subcampeona en esta prueba hace tres años en Tokio 2020 y ganadora de los 200 metros pecho, se impuso con un tiempo de 1:05.28 minutos, por delante de la favorita, la china Tang Qianting (1:05.54), y de la irlandesa Mona McSharry (1:05.59).

Mollie Grace O’Callaghan

En tanto, la australiana Ariarne Titmus no pudo convertirse en la primera mujer en revalidar el título de campeona olímpica de los 200 metros libres al verse sorprendida por su compatriota Mona O’Callaghan, que adornó su triunfo con un nuevo récord olímpico (1:53.27).

Si alguien podía impedir la victoria de Titmus, que buscaba sumar su segundo oro en la capital francesa tras la victoria en los 400 metros libres, esa era O’Callaghan, que se tomó la revancha de lo ocurrido el pasado mes de junio cuando Titmus le arrebató el récord del mundo que poseía.

Una circunstancia que convirtió a Ariarne Titmus en la máxima favorita para revalidar el oro que conquistó hace tres años en Tokio.

Pero O’Callaghan pareció aprender muy bien la lección de lo ocurrido en las pruebas de selección olímpicas australianas y reservó fuerzas para el último largo de la prueba.

Todo lo contrario que la hongkonesa Siobhan Haughey que trató de dinamitar la prueba con un explosiva puesta en escena, que permitió a la asiática, plata hace tres años en los Juegos de Tokio en los 100 y 200 libre, llegar con ventaja al último largo sobre las dos nadadoras australianas.

Diferencia que se diluyó por completo en los 50 metros finales, que Haughey, visiblemente cansada, nadó en 29.58 segundos, casi un segundo más que la australiana Titmus.

Pero cuando todo parecía destinado para el triunfo de Ariarne Titmus, irrumpió como una exhalación en escena Mollie O’Callaghan, que, con unos espectaculares 27.98 finales, se alzó con la medalla de oro con una marca de 1:53.27.

Medio segundo menos que Titmus que no sólo tuvo que conformarse con la plata con un crono de 1:53.81, sino que vio O‘Callaghan le arrebataba también el récord olímpico que logró en Tokio.

Por su parte, la hongkonesa Siobhan Haughey resistió y se colgó la medalla de bronce con una marca de 1:54.55 minutos.

Con información de Aristegui Noticias.