Un grupo de investigadores australianos acaba de publicar un trabajo en la revista ‘Nature’ en el que se concluye que la vida en la Tierra surgió apenas 600 millones de años después de su formación.

El surgimiento de la vida en la Tierra no podría concebirse sin estos dos ingredientes fundamentales: tierra seca y agua fresca. Esta última solamente puede surgir en lugares secos, lejos de los mares (donde el agua es salada).

Ahora bien, hasta ahora se tiene registro de que la vida más antigua en nuestro planeta pudo haber comenzado hace unos 3,500 millones de años. Sin embargo, de acuerdo con algunas muestras químicas, ésta pudo haber aparecido incluso antes, hace unos 3,800 millones de años. Respecto a las cifras ya mencionadas no hay evidencias concluyentes y, por consiguiente, los científicos aún no se han puesto de acuerdo con respecto a un periodo de tiempo exacto.

No obstante, hace unos días, el 3 de junio, un grupo de investigadores australianos, encabezados por Hamed Gamaleldien, dio a conocer en la revista Nature Geoscience -una de las publicaciones más prestigiosas en el ámbito científico- que la vida en nuestro planeta surgió hace unos 4 mil millones de años, es decir, 600 millones de años antes de lo que se pensaba.

Para llegar a esta conclusión analizaron miles de cristales formados hace unos 4,400 millones de años (100 millones de años después de que la Tierra surgiera, lo cual aconteció hace unos 4,500 millones de años).

A estos cristales -cuya presencia suele ser bastante escasa en el mundo- solamente puede encontrárseles en un solo sitio: las colinas de Jack -o Jack Hills- situadas en el oeste australiano. En dichas colinas existe un mineral llamado zircón el cual es famoso tanto por su extrema resistencia como por su capacidad para producir cristales.

Así, entre las conclusiones más relevantes a las que han llegado Gamaleldien y su equipo es que alrededor del 10% de los cristales estudiados son más antiguos de lo esperado, es decir, se formaron hace unos 4 mil millones de años.

Y, con la finalidad de medir si dichos cristales contenían agua dulce -un elemento fundamental para que surja la vida tal y como la conocemos- utilizaron pequeños haces de iones (un método para detectar la composición elemental de la materia) con el objetivo de medir qué tanta cantidad de oxígeno pesado y ligero poseían.

Tanto el oxígeno pesado como el ligero se encuentran en la misma proporción en el agua de mar, pero varía cuando se trata de agua dulce, siendo en esta última donde el oxígeno más ligero predomina.

Aunado a lo anterior, lo que más llamó la atención de los investigadores es que una pequeña porción de los cristales de zircón estudiados -aquellos cuya edad se remontaba a los 4 mil millones de años- poseían una firma apenas visible de oxígeno ligero, el cual solamente podría haberse formado a partir de la interacción del agua dulce y las rocas. Por lo tanto, la presencia de agua salada en los cristales estudiados se descartó por completo.

Con este cúmulo de información tan relevante, Gamaleldien y sus colegas han podido llegar a la conclusión de que el agua dulce en la Tierra estuvo presente mucho antes de los 4 mil millones de años, es decir, surgió poco después de que la Tierra se formarse. ¿Cuánto tiempo después?, ¿cómo y por qué surgió agua dulce y por qué lo hizo en grandes cantidades?

Estas son interrogantes a las que todavía los científicos no tienen una respuesta concluyente debido a que rastrear y comprender el pasado de nuestro planeta implica sumergirse en una realidad que ya no está ahí; pero afortunadamente tenemos cristales y rocas como el zircón que pueden narrarnos con mucha exactitud cómo era el pasado de la Tierra.

Lo que también es un hecho es que el ciclo hidrológico -caracterizado por la evaporación del agua proveniente de los océanos y de los ríos- surgió apenas 600 millones de años después de que se formarse la Tierra.

Al menos ese es uno de los resultados del estudio, en donde se puede leer lo siguiente: “la aparición de la corteza continental, la presencia de agua dulce y el inicio del ciclo hidrológico probablemente facilitaron el desarrollo de los nichos ambientales necesarios para el surgimiento de la vida menos de 600 millones de años después de la formación de la Tierra”.

Una manera de saber si la vida en nuestro planeta surgió realmente de esta manera -y no de otra muy diferente- será estudiando la atmósfera y las características de otros planetas más allá del sistema solar (los llamados exoplanetas), donde muchos de ellos poseen características similares a la Tierra en lo concerniente a su tamaño, a la presencia de atmósfera y a su composición química.

A pesar de que muchos de estos exoplanetas se encuentran a decenas, cientos o miles de años luz de distancia, las asombrosas capacidades de observación y análisis del telescopio James Webb de la NASA han permitido a los científicos estudiar con lujo de detalle la composición atmosférica de varios de estos mundos distantes.

Además, como también ha podido demostrar el James Webb, alrededor de los discos protoplanetarios –cuna de los planetas nacientes– existen moléculas de carbono alrededor de estrellas jóvenes de poca masa. El carbono es uno de los elementos fundamentales para que surja la vida tal y como la conocemos.

Por lo pronto, habrá que esperar a que las investigaciones de Gamaleldien y sus colegas sean contrastadas por otros equipos de científicos. Pero todo parece apuntar a que, por primera vez, habrá un consenso en torno al momento en el que surgió la vida en la Tierra.

Con información de Aristegui Noticias.